La intersección entre el sector tecnológico y la industria automotriz nunca ha sido tan evidente. Un ejemplo reciente de ello es el anuncio de una colaboración innovadora entre Foxconn, reconocido proveedor de Apple y gigante en la producción electrónica, y Mitsubishi Motors, una de las marcas automotrices más emblemáticas de Japón. Juntos, desarrollarán un SUV compacto completamente eléctrico, que se lanzará al mercado en 2026, comenzando por Australia y Nueva Zelanda.
Este nuevo modelo se basará en la plataforma modular MIH (Mobility in Harmony), diseñada por Foxconn, la cual es una base abierta destinada a facilitar la producción masiva de vehículos eléctricos. Mitsubishi aportará su experiencia en el diseño automotriz así como su extenso canal de distribución.
Este proyecto representa un hito significativo: no es un automóvil de Apple ni un simple experimento. Será el primer modelo creado y fabricado mediante una colaboración activa entre un gigante tecnológico y un fabricante de automóviles japonés, desmarcándose de las alianzas tradicionales. Esta colaboración estratégica podría marcar el inicio de un nuevo paradigma industrial en la movilidad eléctrica a nivel global.
Foxconn se adentra en el sector automotriz #
Reconocido por la producción de millones de iPhones anualmente, Foxconn no es solo un gigante electrónico. Desde 2020, la empresa taiwanesa ha estado ampliando su presencia en el sector automotriz con un objetivo claro: posicionarse como un actor prominente en la producción global de vehículos eléctricos. Con su plataforma MIH, Foxconn ofrece un ecosistema técnico modular y escalable, pensado para marcas que desean lanzar rápidamente modelos electrificados.
La alianza con Mitsubishi Motors representa un paso crucial en esta estrategia. A diferencia de anuncios anteriores que eran más teóricos, el proyecto es concreto, tiene fechas definidas y un lugar de producción: un SUV eléctrico compacto será fabricado en Japón a partir de 2026 en plantas ya existentes de Mitsubishi. Inicialmente, la producción se dirigirá al mercado australiano y neozelandés, aunque podría expandirse si el modelo capta el interés adecuado.
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Un SUV eléctrico compacto para el ámbito internacional #
El modelo futuro, aún sin nombre oficial, será un SUV compacto 100 % eléctrico, diseñado para satisfacer la creciente demanda de vehículos urbanas electrificados, accesibles y bien equipados. Se basará en la plataforma MIH, ya empleada en otros prototipos presentados por Foxconn, como el Model C.
Esta base técnica permite la integración de diversas configuraciones de motor y batería, ofreciendo autonomías que varían entre 300 y 500 km según la versión. El SUV adoptará una arquitectura de tracción delantera de serie, con opción a tracción integral y sistemas avanzados de asistencia a la conducción de nivel 2.
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Producción local para una máxima eficiencia #
En lugar de construir nuevas instalaciones, Foxconn y Mitsubishi optan por utilizar las fábricas existentes de la marca japonesa, con el fin de acelerar el proceso de producción y reducir costos logísticos. Aunque la planta seleccionada no ha sido mencionada oficialmente, parece que se utilizará un sitio ya empleado para modelos de propulsión convencional y electrificados del grupo.
Este modelo se lanzará inicialmente en Australia y Nueva Zelanda, mercados que se caracterizan por su receptividad hacia tecnologías japonesas y su demanda de vehículos compactos y robustos. La estrategia busca evaluar en la práctica el potencial de esta colaboración antes de un lanzamiento más amplio, que podría incluir el sudeste asiático y posteriormente Europa.
Hacia una nueva era de colaboraciones entre tecnología y automoción #
Un aspecto crucial de este proyecto es la filosofía abierta que caracteriza a la plataforma MIH. Foxconn no se limita a la fabricación: busca convertirse en un proveedor integral de soluciones automotrices, permitiendo que diversas marcas reduzcan el tiempo de desarrollo de nuevos modelos y aprovechen una base técnica confiable.
Para Mitsubishi, esta colaboración representa una oportunidad de mantenerse competitivos en el camino hacia la electrificación sin asumir en solitario los costos de desarrollo. También podría abrir la puerta a futuros proyectos conjuntos, e incluso la posibilidad de optimizar gamas con otras marcas asociadas a Foxconn.
El próximo SUV que verá la luz en 2026 podría ser el primer paso hacia una revolución industrial silenciosa, donde las barreras entre el mundo tecnológico y el automotriz se desdibujan permanentemente.